Podrás encontrarte con estas crujientes embajadoras de la gula bruselense en cualquier rincón de la ciudad. Los puestos de patatas fritas que salpican la capital son la mezcla perfecta entre darse un capricho gustativo y descubrir lo mejor de cada barrio de Bruselas. Ya busques lugares famosos, direcciones de moda o (pequeñas) joyas ocultas, ¡las patatas fritas te acompañarán por toda Bruselas!
Dónde probar las mejores patatas fritas de Bruselas
28 abril 2022
© Eric Danhier
Cuando se piensa en el Barrio Europeo de Bruselas, uno piensa inmediatamente en las instituciones internacionales. Pero este barrio ofrece mucho más que oficinas modernas; aquí encontrarás tiendas originales, parques excepcionales, museos de fama mundial y plazas a la moda con un ambiente muy animado. Una de ellas, la plaza Jourdan, alberga otro tipo de institución: las patatas fritas de la Maison Antoine, que han dado fama a las patatas fritas de Bruselas durante más de 70 años. Y en la plaza de Luxemburgo (Plux para los amigos), Be Burger te espera con sus patatas fritas trendy y sus famosas hamburguesas.
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La patatas y estanques de Flagey
El barrio contiguo al Barrio Europeo que también está de moda es el barrio de Flagey. Este punto de encuentro cosmopolita es un auténtico centro cultural donde hay un buen nivel de vida y, sobre todo, donde la gente se lo pasa bien. Cuando vayas de terraza en terraza por los locales tendencia de la plaza Flagey y te entre el hambre, podrás hacer cola pacientemente (que haya cola es buena señal) frente a Frit'Flagey, un puesto de patatas fritas que atrae a los más gourmets tanto de día como de noche. Y los sábados y domingos, podrás matar tres pájaros de un tiro dando un paseo por los estanques, comprando productos ultrafrescos en los puestos del mercado y comiéndote unas crujientes patatas fritas como colofón.
Las patatas fritas y los lugares tendencia del Châtelain
Al otro lado de la elegante avenida Louise, que bordea Flagey, se encuentra el barrio de Châtelain. Para los aficionados a la arquitectura, este uno de los mejores lugares de Bruselas para disfrutar del Art Nouveau. También es una auténtica concentración de galerías de arte y sitios de gran interés gastronómico. Entre ellos, cabe destacar el bar de patatas fritas Bintje, donde las patatas fritas son ecológicas y caseras (y la mejor guarnición para hamburguesas clásicas o vegetarianas); ¡tampoco nos podemos olvidar de las famosas hamburguesas de Rambo y sus patatas fritas!
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Las patatas fritas y el Art Nouveau de Saint-Gilles
¡Entre el Châtelain y Saint-Gilles, el Art Nouveau está por todas partes! Este barrio es un auténtico museo al aire libre por el que da gusto darse un paseo: no te puedes perder sus fachadas únicas, (desde las más discretas a las más exuberantes), sus parques un tanto secretos o su flamante ayuntamiento. Y, como no, los amantes de las patatas fritas no se sentirán decepcionados con los dos lugares imprescindibles que les prepara el barrio: a pocos metros de la rotonda de la Barrière de Saint-Gilles, la friterie de la Barrière atrae desde hace generaciones a los sibaritas más exigentes. Y un poco más abajo, la plaza acoge el mercado dominical y el local Patatak, uno de los establecimientos más populares, famoso por reinventar el fritkot (el puesto y sus patatas) 100 % artesanal, local y todo hecho con amor, por supuesto.
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Calidez y patatas fritas en Marolles
De vuelta al centro de Bruselas. A priori, los barrios del Sablon y Marolles no tienen mucho en común; y aun así, al igual que en Marolles, en las alturas del Sablon hay una plaza con una iglesia, anticuarios, tiendas muy chic… (y, además, chocolateros de fama internacional); en Marolles, más abajo, están el mercadillo de la plaza du Jeu de Balle, los anticuarios, las tiendas vintage, la pista de skate... y la Friture Pitta de la Chapelle. A pesar de su aspecto rústico, merece la pena visitar este puesto de patatas fritas. Prueba de ello es la frecuente afluencia de entusiastas de este snack y su apreciación unánime por sibaritas de ambos barrios... ¡y de más allá!
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Patatas fritas en la Grand-Place de Bruselas
Quizás pienses que ya lo conoces todo sobre el centro de la ciudad y sus tesoros, desde la zona de los museos hasta el pavimento de la Grand-Place y su esbelto ayuntamiento, y desde las Galerías Saint-Hubert hasta la plaza de la Monnaie, ¡sin olvidarnos de nuestro amigo meón! Pero Bruselas, que es una ciudad generosa, también tiene otro tesoro escondido en el centro: ¡sus crujientes patatas fritas! Dirígete a los alrededores de la Bolsa, donde encontrarás dos establecimientos imperdibles en los que hacer una pausa gastronómica entre visita y visita. El puesto de patatas fritas Tabora, en la calle del mismo nombre, tiene el secreto de unas patatas fritas tiernas por dentro y crujientes por fuera. Las largas colas que allí se forman a menudo confirman la buena reputación del establecimiento. Fritland, justo enfrente de la Bolsa, forma parte de la historia de una familia albanesa que ha atravesado muchas adversidades para sacar adelante este fritkot bruselense que regentan con orgullo desde hace dos generaciones.
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Patatas fritas y un paseo por Sainte-Catherine
Junto al oro deslumbrante de la Grand-Place se encuentra el barrio de Sainte-Catherine, perfecto para estirar las piernas. Aquí podrás descubrir el patrimonio de la ciudad con sus lugares culturales e históricos. Por supuesto, los muelles y la plaza de este barrio son los lugares perfectos para darse un festín de pescado y marisco, ¡pero no sólo eso! ¿Eres fan del «less is more» y te gustaría probar unas estupendas patatas fritas? Entonces pásate por Choucke, la nueva joya oculta de Bruselas que tiene a locales y turistas enamorados por igual. Y si eres un amante de las patatas fritas un poco más gourmet, entonces te encantará Frites Atelier, la dirección bruselense de las patatas fritas «de autor» del chef Sergio Herman.
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Patatas fritas en la plaza de Saint-Josse
El mundo es un pañuelo, y Saint-Josse-ten-Noode es la prueba de ello: es el municipio más pequeño de Bruselas y en él se hablan unas sesenta lenguas. Saint-Josse es también una joya arquitectónica. Sus prestigiosas plazas, rodeadas de joyas Art Nouveau, son hoy muy frecuentadas por los funcionarios del cercano Barrio Europeo. Otra joya del paisaje es la friterie Saint Josse, en la plaza del mismo nombre. Es un negocio familiar desde 1931, y Martin, el capitán, dejó el timón en Palma para tomarse una merecida jubilación. Era un gran reto, pero Palma lo superó con creces: las patatas fritas de Saint Josse siguen siendo pura alegría.
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Patatas fritas, aire fresco y René Magritte en Jette
Cada vez más popular entre los bruselenses por su aspecto campestre y sus espacios verdes, Jette no tiene nada que envidiar a los barrios del sur de la capital. Y es que este célebre municipio al noroeste de Bruselas guarda varios ases en la manga: Jette te sacará de los clichés más típicos de la ciudad con atracciones como la reconstrucción de la cueva de Lourdes o la casa-taller de Magritte, con la que te sumergirás en la vida cotidiana del pintor surrealista. Los domingos, la gente acude en masa a la inmensa plaza du Miroir para abastecerse de buenos productos en el mercado y hacer cola en la emblemática friterie du Miroir, que lleva mucho tiempo haciendo las delicias de los sibaritas más exigentes. Y para los amantes de las patatas fritas con más sustancia y de los encuentros auténticos con los lugareños, la plaza Cardinal Mercier es el lugar ideal para degustar las generosas raciones de patatas fritas de Big Moestasje.
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Patatas fritas, cultura y naturaleza en Heysel
¿Quieres combinar cultura, diversión y naturaleza? ¡Date una vuelta por Heysel, a tiro de piedra de los dominios reales! Tienes un amplio abanico de opciones: recorrer el continente en tiempo récord en el Mini-Europe, visitar las estrellas en el Planetarium... o subir a la esfera más alta del Atomium. Entre una visita y otra, los céspedes de los muchos parques del barrio son una auténtica invitación a relajarse y hacer un picnic... que será aún más delicioso con unas patatas fritas del Vandervaeren, situado idóneamente a los pies del Atomium, uno de los emblemas de culto de Bruselas.
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Las legendarias patatas fritas de Jef en Neder-over-Hembeek
Un recorrido por los puestos de patatas fritas de Bruselas no estaría completo sin un desvío a Neder-over-Hembeek. Este minúsculo municipio, o más bien pueblo, sigue siendo Bruselas, aunque ya se encuentre en el campo. Para llegar, tienes que dirigirte hacia el norte, donde los pequeños podrán (re)descubrir el campo en la granja educativa Nos Pilifs.
Ya en la plaza Peter Benoit, podrás satisfacer tus ansias por probar estos crujientes snacks. La friterie de Jef y de su hija Manu te dan la bienvenida con sus bellas sonrisas y sus legendarias patatas fritas... ¡Cierra los ojos y disfruta!
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Patatas fritas y ganas de naturaleza en Uccle
¿Quieres ir con un poco más de calma? Entonces es hora de dirigirse al sur de la capital. Un paseo por Uccle es la escapada perfecta si lo que buscas es sentirte como en tu pueblo, pero sin abandonar la ciudad. Sus casas encantadoras, sus callejuelas, sus avenidas y residencias acomodadas, sus jardines y su ambiente campestre… Por suerte para los más golosos estarán de suerte, este barrio reúne todos los ingredientes para abrirles el apetito. En Clémentine, en la plaza Saint-Job, la tradición se alía con la modernidad en este puesto de patatas fritas eco-responsable y en sintonía con los tiempos modernos. Y en la friterie du Bourdon te esperan patatas fritas de «alta costura», cortadas a mano con precisión exactamente a los 13 mm... las dimensiones de la felicidad desde hace 30 años.
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Patatas fritas y cerezos en flor en Watermael-Boitsfort
Junto a su vecino Uccle, Watermael-Boitsfort es uno de los municipios más verdes de Bruselas. Con el bosque de Soignes, sus numerosos parques, sus dos ciudades jardín y sus cerezos japoneses (que atraen a grandes multitudes cuando están en flor), el municipio cuenta con unos atractivos inmejorables para los amantes de la buena vida. La gastronomía también está a la orden del día gracias a su elegante mercado dominical... y a su Tram de Boitsfort, un puesto de patatas fritas de primera clase que se ha instalado en un antiguo tranvía anclado permanentemente en la plaza del mercado. ¡Todo un viaje gastronómico!
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